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18:12
KaTty
El odontólogo ensaya en humanoides

El sonido de la turbina es insoportable. Si no fuera un maniquí de caucho, seguramente ya habría salido del lugar. Pero no, está inmóvil. En vez de rechazar al practicante, el maniquí abre su gran dentadura desmontable. Sus ojos se cierran. Los 32 dientes son de ivorina, un modelo artificial del diente real. Después de que los estudiantes colocan los implementos de diagnóstico en el pecho del maniquí, se sientan detrás de ellos de forma erguida para iniciar. El profesor también se sienta en su cubículo, separado de los estudiantes por una división. Ahí, perdido de toda visibilidad física, usa un monitor para ver cada uno de los puestos de los alumnos y a través de un micrófono se comunica con ellos para guiarlos en el procedimiento. Una cámara filma todos sus movimientos y los transmite a la pantalla de los alumnos. Así se trabaja en el Centro de Simulación Odontológica, un nuevo espacio de la Escuela de Odontología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), en donde estudiantes de diferentes especialidades como Endodoncia, Ortodoncia, Odontopediatría, Operatoria y Rehabilitación, realizan prácticas profesionales con pacientes de plástico, conocidos como simuladores, que están enumerados para uso individual. Cuando las clases se inician en la Clínica de Odontología de la universidad, el doctor Daniel Capello supervisa a sus alumnos a través del monitor. Es común que el profesor corrija la posición en la que están sentados. Cuando lo hace, además de la música instrumental que se escucha en el aula a través de parlantes ubicados en el techo, la indicación de Capello también se escucha en alta voz: "Por favor, el alumno que está sentado en el puesto número 3 debe mejorar su posición". Un tutor guía también se pasea por el aula para ayudar más de cerca de los alumnos. Para Capello, los simuladores mejoran la práctica profesional de los estudiantes, pues al usarlos aprenden también a sentarse adecuadamente y a perfeccionar sus movimientos. Andrea Guerra cursa el último semestre de la carrera y, efectivamente, para ella los nuevos simuladores resultaron un cambio total de aprendizaje. Antes, los estudiantes se paraban alrededor del profesor e intentaban entender completamente qué hacía el docente en el fantoma (dentadura artificial), pero los diferentes ángulos de visión lo impedían. Tener una cara completa y un cuerpo al que se puede mover hasta que quede en la posición correcta permite que los alumnos desarrollen habilidades que antes eran limitadas. Estos humanoides no son nuevos para los estudiantes de Odontología de la Universidad de las Américas (UDLA). Desde hace tres años y medio, el establecimiento adquirió 10 simuladores y en el 2011, compraron 22 más. El procedimiento de trabajo es el mismo que en la USQF, aunque en la UDLA, los alumnos actuales nunca trabajaron con fantomas. Así lo recuerda Daniela Barragán, de quinto semestre, quien dice que a través del uso de los simuladores se le quitó el miedo de trabajar con pacientes reales. En los primeros semestres, los estudiantes pasan por unos simuladores estándares. Es decir, maniquíes con actividades básicas, donde los alumnos aprenden el manejo de los materiales o a realizar las primeras cavidades. Al cursar cuarto semestre ya pueden usar simuladores en los que se realizan procesos más complejos. En la UDLA no hay monitores que trasmitan, en imágenes y altavoz, las instrucciones del profesor. En esta universidad, los docentes se pasean por el aula para guiar a sus alumnos, quienes están conscientes de que los errores son aceptados en los simuladores, pero no en las clínicas, donde los estudiantes desde cuarto semestre realizan prácticas profesionales. Eduardo Flores, decano de la facultad de Odontología de la UDLA, cree que las aulas de simulación crean buenos hábitos en los estudiantes y generan experiencia para los futuros profesionales. de quinto semestre, quien dice que a través del uso de los simuladores se le quitó el miedo de trabajar con pacientes reales. En los primeros semestres, los estudiantes pasan por unos simuladores estándares. Es decir, maniquíes con actividades básicas, donde los alumnos aprenden el manejo de los materiales o a realizar las primeras cavidades. Al cursar cuarto semestre ya pueden usar simuladores en los que se realizan procesos más complejos. Eduardo Flores, decano de la facultad de Odontología de la UDLA, cree que las aulas de simulación crean buenos hábitos en los estudiantes y generan experiencia. Trabajo profesional La Escuela SEnS de Odontología de la USFQ cuenta con 85 alumnos y 50 profesores. Hasta el momento han atendido a 310 000 pacientes de escasos recursos económicos en su clínica, ubicada en el campus de la USFQ. La inversión del Centro de Simulación de la USFQ sobrepasa los USD 200 000. En la Facultad de Odontología de la UDLA hay 700 alumnos y 41 profesores (85% con al menos un PhD). En su clínica, ubicada en el campus de la Colón, se ha atendido a 5 000 personas aproximadamente desde el 2011. El costo de implementación de equipos en la UDLA fue de USD 333 000. El valor incluye los 32 simuladores implementados desde el 2010.
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1 comentarios:
yo pienso que este invento es de gran utilidad ya que pueden aprender mas sobre el manejo de los materiales y obtienen mas experiencia en su profesion
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